sábado, 13 de septiembre de 2014

Los mitos musicales 2: La flauta de Pan.



El dios Pan vivía en Arcadia, donde guardaba manadas, rebaños y colmenas, tomaba parte en las orgías de las ninfas montañesas y ayudaba a los cazadores a encontrar la presa. Era en general tranquilo y perezoso, nada le agradaba más que la siesta y se vengaba de quienes le perturbaban lanzando un fuerte y súbito grito desde un bosque o una gruta, que les erizaba el cabello (pánico) Sin embargo, los arcadios le tenían tan poco respeto que, si alguna vez volvían de un largo día de caza con las manos vacías, se atrevían a azotarle con cebollas albarranas.

Los dioses olímpicos, aunque despreciaban a Pan por su simplicidad y su afición al alboroto, explotaban sus facultades. Apolo le sonsacó el arte de la profecía y Hermes copió una flauta que Pan había dejado caer, pretendió que la había inventado él y la vendió a Apolo.

Pan amó a la ninfa Siringa, quien no le correspondía, pero aún así la perseguía. Una vez mientras huía la ninfa se lanzó al río Ladón, y allí, acorralada, pidió ayuda a sus hermanas las ninfas, quienes conmovidas la convirtieron en un cañaveral. Cuando Pan llegó solo pudo acariciar las cañas mecidas por el viento, el rumor que producían le agradó de tal manera que decidió construir un nuevo instrumento musical con ellas, de esta manera creó la flauta llamada siringa (la flaua de pan) en recuerdo de la ninfa de tal nombre.

                               En Los mitos griegos de Robert Graves.

Actividad:
1. Resume en un par de líneas lo esencial de este mito.

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